lunes, 10 de enero de 2011

ETA: UN ALTO AL FUEGO EN EL QUE NADIE CREE

Anuncio del cese el fuego de ETA, 10 de enero de 2011.

Con respecto al significado y la trascendencia del comunicado de alto el fuego de ETA, Deutsche Welle conversó con el politólogo alemán Sören Brinkmann, catedrático de la Universidad de Erlangen.

 
Deutsche Welle: Hoy la organización terrorista ETA ha hecho público su décimo primer cese el fuego desde 1981. “Año nuevo, comunicado viejo”, fue una de las reacciones a la noticia. Las treguas han sido rotas una y otra vez por ETA, la última vez con el sangriento atentado del aeropuerto de Barajas en 2006. ¿Qué cabe esperar esta vez? 
Sören Brinkmann: El punto crucial de la pregunta es que ETA ya había anunciado en septiembre del año pasado un alto el fuego con carácter temporal. El desarrollo político ha hecho necesaria esta nueva declaración; sin embargo, lo que se esperaba era un anuncio definitivo y permanente, verificable y sin condiciones. Según el comunicado, el alto el fuego será verificable por la comunidad internacional, algo que no está en los parámetros de España, pues nunca se habló de mediadores internacionales.
Además en este comunicado, ETA pone condiciones: tanto Francia como España deben dejar de lado todos los medios represivos y se aboga por el derecho a la autodeterminación del pueblo vasco. La intención que habría detrás sería la convocatoria a un referéndum para una eventual escisión de los territorios vascos. Esto a su vez no cabe en los parámetros de la Constitución española. Las condiciones del comunicado son el “precio” (al que se refirió el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba) que España no piensa pagar.
Desde el 2009, por primera vez desde 1980, el primer ministro vasco no proviene de un partido nacionalista. ¿Significó esto una pérdida de terreno del movimiento separatista/nacionalista del País Vasco?
No. El Partido Nacionalista Vasco fue la fracción más fuerte en las elecciones de 2009, sin embargo para conformar un Gobierno no le bastó. No obstante, interesante en esas elecciones es que Batasuna -el brazo político de ETA ilegalizado desde 2003 y que sin embargo siempre volvió a participar con otros nombres- estuvo por primera vez realmente ausente. La llamada de Batasuna a votar en blanco, en señal de protesta, tuvo como resultado entre 90.000 y 100.000 votos en blanco. Esto, en una región de 2,2 millones de habitantes significa, desde una perspectiva histórica, que el apoyo a ETA ha disminuido.
Entretanto, hay varias otras tendencias nacionalistas, que sin embargo rechazan totalmente la violencia y se distancian de la lucha armada. Una legalización de Batasuna –en caso de su distanciamiento total de ETA- podría devolverlo al juego político y podría permitirle participar en la coalición de partidos nacionalistas Nafarroa Bai (NaBai). Ése es el gran interés –no sólo por el poder político sino por los fondos que recibiría, por ejemplo- y por eso también la presión sobre ETA para que abandone las armas.
La pregunta clave es por un lado si ETA estaría dispuesta a capitular sin condiciones y por otro -en caso de que no lo hiciera- si Batasuna rompería con ETA para entrar otra vez en el escenario político.
¿Cuán fuerte es ETA todavía después de los duros golpes que ha vivido en los dos años anteriores?
No se sabe en realidad. Claro está que teniendo en cuenta que sólo el año pasado, la organización terrorista perdió 100 miembros fuertes, ETA está con la espalda contra la pared; la pérdida de arsenales por acción de la policía francesa y la desestructuración de algunas células la han debilitado mucho y en realidad no se cree que cuente ya con muchas posibilidades de lucha violenta.
¿El movimiento separatista vasco tendría más probabilidades de éxito si no existiera ETA?
Es una cuestión interesante, que sin embargo, dado la Constitución Española no cabe plantearse. Con todo, que en las tres provincias vascas exista un fuerte movimiento nacionalista no significa que optasen por una separación del Estado español. No creo que entre los vascos franceses y los vascos españoles exista una mayoría que pretenda un Estado propio. Es decir, ésta es una exigencia de ETA que no tiene en realidad un fundamento sociopolítico; se trata de una exigencia de una minoría.
En caso de que ETA capitulara de verdad, el gobierno actual podría convertirlo en un gran éxito político…
El presidente Rodríguez Zapatero –que se encuentra muy mal en las encuestas- podría sacar capital político de esto sólo en el caso de que existiese una capitulación total de la organización terrorista. Que ETA lo haga o no… ahí entramos en el terreno de la especulación. Sin embargo, el que por dos veces consecutivas han anunciado un cese el fuego dejándose una puerta abierta, no habla a favor de la probabilidad de que esté dispuesta a hacerlo. Hay que tener en cuenta que las elecciones autonómicas son en mayo y que la presión de Batasuna –que querría por supuesto verse legalizada antes de los comicios- aumenta. Una capitulación, entonces, tendría que suceder en los próximos días… Al respecto, yo soy más bien escéptico.
 
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

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