Quien decidió que la cuenta 'oficial' de Suecia (@Sweden) debía convertirse en la más democrática del mundo sabía que corría un riesgo. Y se cumplió.
El Gobierno sueco decidió que, para favorecer el turismo, esa cuenta sería llevada libremente cada semana por un ciudadano.
Libremente y sin restricciones, gente de a pie puede tuitear lo que
quiera. "En la era de las comunicaciones de masas y de la globalización,
un país depende mucho de cómo es percibido en el mundo", díce la web
del proyecto.
Y si de por sí el proyecto era arriesgado, Suecia no ha elegido
ciudadanos 'cómodos' para la tarea. Durante una semana, han sido la
imagen tuitera del país Hanna, una lesbiana de profesión camionera, o
Isak Gerson, líder de las Iglesia de la Copia, un culto (registrado
oficialmente) bastante freak con 3.000 seguidores, cuyo credo se basa en
copiarlo todo en internet. La misión es mostrar un país absolutamente
tolerante con todos. El problema llegó con Sonja.
Sonja tiene 27 años y es madre soltera de dos
críos. Cuando menos es peculiar. Ayer mismo tuiteaba cuando su hijo de
cuatro años encontró porno y marihuana en un tren y la policía la
interrogó. Su desinhibida manera de expresarse, a veces entre lo naïf y
lo irrespetuoso, para algunos puede resultar divertida. Y el Gobierno
sueco, que la anima a tuitear en la cuenta oficial del país, la toma
como imagen una semana entera.
El problema llegó cuando Sonja se interesó por los judíos.
"Es curioso lo de los judíos. No puedes identificarlos cuando los ves, a
menos que les veas el pene, ¡y ni aun así puedes estar segura!",
tuiteó. "En la Alemania
nazi incluso les tenían que coser estrellas en la ropa, porque si no lo
hacían, no había manera de saber quién era judío y quién no".
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