viernes, 6 de julio de 2012

Dos arquitectos españoles recuperarán el oasis perdido de un barrio de Bagdad

María Torrens Tillack
"No es muy distinto a las ciudades de España hace 40 años, excepto por la cercanía de la guerra", asegura Victoria Garriga. Ella y su colega Pedro Azara acaban de ganar el concurso convocado por el Ayuntamiento de Bagdad para rehabilitar un barrio suní de la capital. Su plan es proporcionar una vida cómoda y agradable a una población azotada por los conflictos armados.
Verdes hojas de palmeras ondeando al viento. El suave murmullo del agua recorriendo las calles. Pérgolas protegiendo del abrasador calor del desierto. Esta idílica escena no pertenece al escenario de una película ni a un agradable proyecto en algún lugar de Andalucía o Castilla, no. Es el proyecto de unos arquitectos españoles para rehabilitar un barrio de Bagdad.
Fueron muchos los que preguntaron a Victoria Garriga y Pedro Azara qué necesidad tenían de meterse en una “locura e irresponsabilidad” como la de Irak, cuando empezaron a buscar lazos para hacer negocios en este país allá por 2004.
Solo hacía un año desde que Estados Unidos había atacado al país tras asegurar que Sadam Husein podía tener armas químicas de destrucción masiva en su poder.
Pero la fascinación de estos arquitectos afincados en Barcelona por la cultura milenaria que se esconde ese país mesopotámico pudo mucho más que el temor y las advertencias de sus allegados. Aquella primera toma de contacto gracias a una exposición ha desembocado ahora en la adjudicación para rehabilitar el barrio suní de Adhamiya en la capital iraquí.
Como España hace 40 años (o casi)
A pesar de la destrucción que hacen imaginar los ocho años del último conflicto armado y los atentados que aún hoy siguen sucediendo a menudo en Irak, Victoria Garriga asegura:
“La única diferencia entre nuestras ciudades hace 40 años y Bagdad en este momento es la presencia cercana de la violencia de la guerra. Pero el nivel de deterioro, de degradación urbana, de abandono… no es tan distinto. Las ciudades no están arrasadas”.
“Lo que más ha destruido Irak no es tanto la guerra, sino el embargo entre las dos Guerras del Golfo. Los iraquíes lo dicen una y otra vez, que tuvieron que sufrir una humillación de la que costará reponerse”, cuenta Pedro Azara, que cita también "los atentados de la posterior guerra civil".
Estos profesionales del estudio AV Arquitectos cautivados por Irak han viajado hasta en ocho ocasiones a Irak desde el año 2008 y conocen casos de iraquíes que abandonaron su país en busca de una vida mejor, huyendo de la pobreza del que hoy se puede convertir en el mayor productor de petróleo del mundo cuando explote todos sus pozos de oro negro.
"Había una situación de pobreza extrema", explica Garriga. Y rememoran casos de conocidos de clase acomodada que tuvieron que pedir comida o acabar vendiendo sus muebles.
Ahora el proyecto con el que su equipo ha ganado un concurso urbanístico convocado por el Ayuntamiento de Bagdad -y que esta semana han presentado en Casa Árabe en Madrid- busca devolver un grado de confort digno a una población que sigue sufriendo hasta cinco cortes de luz diarios, que no tiene transporte público y que apenas puede disfrutar de un paseo agradable por las calles de su barrio.

Fuente: lainformación.com

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