Jessica Stilwell acostumbraba lavar platos, recoger ropa sucia y organizar el caos que dejaban sus tres niñas. Pero un día se aburrió y, con el total apoyo de su marido, dejó de hacerlo para darles una lección.
Emol
Así lucía la cocina mientras Jessica mantuvo su huelga.
Mochilas, zapatos y ropa tirada en la puerta de atrás del hogar.
Fue un fin de semana bastante típico, hasta que la madre por primera vez pudo sentarse a descansar y, al mirar su alrededor, se dio cuenta de que todo el desorden que había en la casa no era suyo, sino que de sus hijas.
Jessica estaba acostumbrada a hacer todas las labores del hogar, incluidas las que les correspondía a sus hijas -como recoger la ropa del suelo o poner los platos sucios en el lavaplatos-, pero se percató de que en realidad las estaba preparando para el fracaso, ya que en el futuro se convertirían en adultas que esperan que los otros hagan todo por ellas.
Así que tomó una radical decisión: empezaría una huelga para descubrir cuánto tiempo se demoraban sus hijas en comenzar a limpiar por iniciativa propia.
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