lunes, 3 de diciembre de 2012

'Efecto Rastrojo', la atomización del crimen pone en jaque a Colombia

El accionar del Gobierno de Juan Manuel Santos descabezó a las bandas criminales emergentes pero, al mismo tiempo, sentó las bases para una anarquía del delito. Las bacrim se multiplican y los capos de segunda línea pelean por el poder

Crédito foto: EFE

El Gobierno de Colombia se propuso firmemente destruir las organizaciones delictivas emergentes tras la desmovilización de las fuerzas paramilitares. El accionar de las Fuerzas Armadas fue fundamental para hacer daño en el seno de estas organizaciones.

“Entre la caída de don Diego, en septiembre de 2007, que marcó el fin del último de los grandes cárteles, el del norte del Valle, y la de Daniel el "Loco" Barrera, el último de los máximos capos, hace dos meses; 42 jefes paramilitares y de grandes bandas que los sucedieron y capos narcos prominentes murieron en operativos de las autoridades, fueron capturados o se sometieron a la Justicia", explica el periódico colombiano Semana en su informe especial sobre estos nuevos grupos narco.

Fuente: Infobae

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