domingo, 27 de febrero de 2011

Sale a la luz héroe anónimo del tsunami chileno


Un año después, sale a la luz héroe anónimo del tsunami chileno
Héctor Osvaldo González casi pierde la vida rescatando a 60 personas que estaban atrapadas en una pequeña isla del río Maule hace un año.
- The Associated Press
The Associated Press

Una historia estremecedora

CONSTITUCION, Chile - Héctor Osvaldo González casi pierde la vida rescatando a 60 personas que estaban atrapadas en una pequeña isla del río Maule adonde habían ido a acampar en la víspera del tsunami que devastó la costa del centro sur de Chile hace un año.

González cruzó tres veces el turbulento río a bordo de una modesta lancha en busca de los campistas --la mayoría eran sus familiares--, que habían dormido allí la noche anterior. En su tercer viaje, la embarcación fue lanzada por encima de la isla Cancún, y sus ocupantes tuvieron que aferrarse a las ramas de los árboles para no ser expulsados de la barca y arrastrados por las aguas, que crecían empujadas por olas de ocho metros de altitud provenientes del vecino océano Pacífico.

Pocos minutos después de lanzarse a su cuarto viaje tuvo que devolverse cuando vio la primera ola del maremoto. La isla quedó sumergida, su embarcación destrozada y perdió los motores que tenía, uno de ellos prestado.

Su primo _con quien comparte el apodo de "Lalo_ también intentó una maniobra de rescate pero murió ahogado por el tsunami que siguió al terremoto de 8,8 grados de magnitud.

Esta es la historia de dos héroes en una familia: uno que intentó el rescate y falleció y ha sido reconocido como tal nacionalmente, y otro quien logró rescatar a unas 60 personas, sigue con vida y ha permanecido en el anonimato y su valor desconocido. Incluso sus familiares, que sabían la verdad, no aclararon los hechos públicamente hasta ahora.

Entre el caos y la confusión
En medio del caos y la confusión que produjo el terremoto que mató a 524 personas, en esta ciudad se hablaba de un lanchero héroe. Pero muchos confundieron a Héctor Osvaldo "Lalo" González, de 47 años, con su primo muerto Osvaldo Alejandro "Lalo" Gómez González, de 38.

Cuando las cámaras de televisión arribaron a Constitución a reportar el heroico rescate, la madre del lanchero muerto no aclaró los hechos. El funeral fue cubierto por la televisión chilena que lo llamó "tío 'Lalo', héroe de Constitución". La Armada chilena ofició una ceremonia en su honor y hasta el club de rodeo del lugar lleva su nombre.

Cuando "Lalo" González trató de corregir la confusión, aunque hubiera sido para recibir una compensación por la barca destrozada durante el rescate, fue ignorado.

"Tal vez porque los nombres son similares ocurrió el error y las personas que debieron aclararlo no lo hicieron", dijo "Lalo" González encogiéndose de hombros. "Hay gente que ha mentido en su propio beneficio. Han sido homenajeados en ceremonias. Yo no necesito ceremonias. Pero lo que ellos hicieron es feo".Los González, unos cuarenta en total, eran una familia muy unida que todos los veranos acampaban en la isla Cancún. Ninguno quiso contradecir públicamente a una madre que enfrentaba un duelo. Después de la tragedia y del malentendido sobre quién fue el verdadero héroe, la familia se dividió, a pesar de que "Lalo" González salvó a decenas de ellos, y algunos de ellos no se hablan.

Pero ahora, cuando se le preguntó acerca de la confusión, la propia madre de "Lalo" Gómez y tía de "Lalo" González, Olga González, dice que quiere quitarse un peso de encima sobre lo que se ha vuelto una terrible carga para ella. Reconoció que su sobrino _y no su hijo_ fue quien la salvó a ella y a todos los demás y que debió haber corregido el error hace un año.

Una prueba de vida

"Mi sobrino tuvo el coraje de volver a la isla, porque ya el río venía grande, pasamos para acá con mucha dificultad, con el bote casi lleno de agua", dijo Olga González, 59 años, con suavidad y en medio la oscuridad de su comedor. Olga se salvó en el tercero y más peligroso de los viajes.

"A mi hijo lo premiaron por ser un héroe, por haber salvado vidas", dijo González con el rostro abatido. "El no salvó vidas, porque si lo hubiera hecho, se habría salvado él. El no alcanzó, él intentó. Los marinos dijeron que era un héroe".

Ella dice que le dijo la verdad al capitán de puerto de Constitución poco antes del homenaje pero que él la persuadió de no cambiar la historia. "Yo conversé con el Capitán de Puerto y le dije que el niño ("Lalo" Gómez) no había salvado vidas".

El capitán de puerto no estaba disponible cuando la AP llamó a preguntar acerca de la confusión.

Un marino de la Capitanía de Puerto de Constitución, el cabo Vargas, dijo telefónicamente a la AP que antes de premiar a Gómez, "se recurrió a la misma gente que había salvado, y esas personas dijeron que era él ("Lalo" Gómez)". El marino, quien dio solo su apellido, rehusó entregar más detalles y añadió que había que pedir una reunión con el Capitán de Puerto.

Hilda González, 64 años, hermana de Olga, también corroboró a la AP que de sus dos sobrinos, el héroe es "Lalo" González. "Yo le decía (a mi hermana) que la oportunidad para haber aclarado esto fue cuando (la Capitanía de Puerto)... le hizo el reconocimiento al niño ("Lalo" Gómez)... ahí fue cuando quedó la grande (el malentendido), vino la televisión y ella no aclaró", dijo Hilda González, que fue rescatada por "Lalo" González en un segundo viaje.

Hechos inexplicables

La madre de "Lalo" Gómez dice que "no puedo explicar qué pasó", para que el arriesgado y masivo rescate fuera atribuido a su hijo y no a su sobrino. Aún ahora, no le ha pedido disculpas a su sobrino. Su hermana se ha ofrecido a acompañarla si lo hace. "Ya veremos", dice débilmente.

"Ahí hay un error, que aparte de ser un error por parte de las autoridades, ha formado algunos conflictos internos en la familia, porque mi tío que murió se ha llevado todos los galardones de héroe, siendo que él murió en el intento de rescatar personas", dijo a la AP el estudiante de periodismo Cristopher Espinoza, ahijado de "Lalo" González y sobrino de "Lalo" Gómez.

Cuando sobrevino el terremoto, a las 03.34 horas del 27 de febrero, "Lalo" González corrió a su embarcación llamada "El Abuelita Humilde". Subió a unos 20 familiares y los cruzó desde la isla hasta la orilla de la costanera. Demoró unos 10 minutos.

"Después hice un segundo viaje, (volví) lleno igual, por lo menos otras 20 personas más", dijo González.

En el tercer viaje, "quedé montado arriba de la isla, lejos del agua, y ahí subió gente (de varias ciudades)... El bote se ladeó, quedó lleno de agua", dijo. "Tuvimos que luchar, aferrarnos de las ramas, porque el motor que tenía yo batía pura agua donde se enredó con basura. Había árboles y le gritaba a la gente que se tomara para que nos mantuviéramos ahí mientras pasaba eso".

'Por cosas del destino'

La fuerza de la corriente los desplazó unos 100 metros, al otro lado de la isla. González la rodeó para dejar a otra veintena de personas en la orilla. "Iban casas para arriba, se veía la balsa, cualquier cantidad de cosas".

Cuando se lanzó a su cuarto viaje y "por cosas del destino", como él dice, su hermano Alejandro le gritó: "devuélvete (...) mira para abajo lo que viene allá".

González ya llevaba quince metros río adentro.

"Miré y venía un manto negro, ésa era la primera ola, como de ocho metros, me devolví, alcancé a arrancar", dijo.

Su heroísmo fue posible por la previsión de la familia, que compró "El abuelita humilde" para enfrentar emergencias. "Antiguamente nos iban a tirar ahí y quedábamos tirados (aislados)", dijo "Lalo" Gonzalez.

"No había ningún bote más, los otros eran más chicos que éste y sacaron a su gente y no se devolvieron a la isla", dijo su esposa, Pamela Garrido.

Las grandes fallas

Unos cientos de metros más cerca de la desembocadura del Maule está la isla Orrego, que el 27 de febrero estaba llena de personas que esperaban la "Noche Veneciana", una fiesta anual con elección de reina, embarcaciones engalanadas y fuegos artificiales. Decenas murieron porque no había lanchas para huir. Los pocos que se salvaron lo hicieron encaramados en las alturas de los árboles.

González trabaja como operador de maquinaria en la empresa maderera Manufacturera Tres Pinos y adeuda el motor que se hundió con la embarcación. Cuenta que otra persona, que salvó entre 15 a 20 personas de la isla Cancún, fue Pedro Muñoz Concha, quien murió arrastrado por la corriente cuando intentaba un segundo viaje. Aunque la información oficial señala que en Constitución murieron 45 personas y 10 más desaparecieron, los entrevistados de AP dijeron que el número de muertos en la isla Orrego supera el centenar.

El Ministerio Público estableció, en enero, que sólo el maremoto mató a 156 personas e hizo desaparecer a 25. En Constitución la mayoría de las muertes las produjo el tsunami.

Pese a que Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, el sistema oficial de emergencia no funcionó y las autoridades no alertaron a la población costera del peligro de tsunami. Un alerta habría rebajado considerablemente la cantidad de muertos y desaparecidos.

"Las instituciones que debieron haber informado oportunamente, orientado, protegido a nuestra población, no estuvieron a la altura de las circunstancias", dijo recientemente el presidente Sebastián Piñera, quien al momento del maremoto no era presidente de Chile. "Estaban a ciegas, desinformadas, descoordinadas y no cumplieron con su deber cuando el país más las necesitó".

La isla Cancún, a poco más de 100 metros de cada ribera, medía unos 700 metros de largo por unos 135 de ancho. Su tamaño disminuyó tras el tsunami. Sus árboles están quebrados, otros se secaron y algunos desaparecieron.

Lo único que no se llevó la tragedia fue la deuda por el motor que arrastraron las olas cuando "Lalo" González salvaba decenas de vidas. Él dice que ha enviado cartas pidiendo dinero a las autoridades, a compañías mineras, la mayor empleadora de la zona, y a una fábrica que produce pulpa de papel, y que no ha tenido respuesta.

"Ahora ya 'tiré la esponja' (desistí). Estamos tratando de hacer algo entre la familia para pagar el motor", dijo "Lalo" González, el héroe, en tono abatido.

 

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