lunes, 30 de abril de 2012

Cristina, la reina que puso Argentina a sus pies


Cristina Fernández de Kirchner


Maria Sorribes Catret
Política, YPF, botox, madre, Estado, discurso, Evita, ambición, maquillaje, Máximo, La Cámpora, popular, obsesiva, seductora, poder, Clarín, las Malvinas, Chávez, firmeza… Cristina. Una presidenta y dos imanes: “él” y la política.
Con una alusión a la perpetua sombra de “él”, su difunto marido Néstor, Cristina Fernández de Kirchner selló la expropiación a Repsol. Y con ella, la confirmación internacional de sus escarceos chavistas.
«Con petróleo, con hierba, vamos a seguir trabajando incansablemente por la Argentina que él soñó", continuó decorando el anuncio con la marca inconfundible de la simbiosis marital y política de la gestión “K”. Presente aún después de muerto “él”. Abnegación de telenovela.
Seducción por la palabra
Seductora nata, admiradores y enemigos reconocen a partes iguales el mérito de CFK para manejar la argumentación. Un talento que viene de lejos, cuando una adolescente Cristina hacía gala de militancia universitaria en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Tiempos de Juventud Peronista en el lugar en el que se grabaron a fuego los dos imanes de su vida: la política y “él”, Néstor.
Tras el matrimonio en 1975 llegó “la época oscura”. El golpe militar de 1976 los relegó a la abogacía comercial en la Patagonia. La vuelta a la democracia desentumeció el músculo político de la pareja. Parlamentaria provincial en el 89,  senadora en el 95 y por fin, diputada nacional en el 97. La ascendente trayectoria de Cristina y su constante exposición pública le valieron mayor fama que su marido cuando en 2002, éste comenzó a perfilarse como candidato a la presidencia.
"Yo nací maquillada"
En 2003, actuó como columna vertebral en la exitosa campaña de su marido. Siempre fiel, la primera dama, expresión odiada por ella, comenzó a forjar entonces una reputación de obsesión por la apariencia.
Coqueta de retoques y aguja, se niega a pedir perdón por su aura glamurosa: “¿Tendría que vestirme como pobre sólo para demostrar ser una buena líder política? Y fiel a la melena abultada, el rouge y mucho negro en las pestañas huye del fantasma cutáneo de su “rosácea nerviosa” a base de capas: “Yo nací maquillada”, suele decir cuando le preguntan.
La nueva Evita Perón
Su  coquetería  es precisamente uno de los atributos que le ha valido la comparación con la icónica Eva Perón. Cuando Cristina Fernández nació, Evita había muerto hacía siete meses.  El leitmotiv esgrimido por sus fans y disimuladamente -aunque lo niegue- por ella, le ha valido una escalada entre los amantes del peronismo, que son muchos, y un lugar cuasi romántico entre los nostálgicos.
Semejantes y distintas, reinas de la devoción popular, abanderadas “de los humildes”, ajenas al protocolo y encumbradas de la mano de un hombre. Evita ni siquiera fue ‘vice’. Pero ella es “La Presidenta”.

Fueente: lainformación.com

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